Se puede poner música al poder de una bofetada.
Dar ritmo a un empujón escaleras abajo.
Componer canciones sobre ese insulto cobarde que desgasta el alma del contrincante.
Tamborilear los sonidos de una mejilla rota, una mandíbula desencajada, un ojo ensangrentado.
La banda sonora del maltrato ya existe.
Y no es triste, ni amarga, y no sabe a lágrimas o a derrota.
Porque ya es hora de mirar hacia adelante.
La bella y la bestia. Porta
Se acabaron las lágrimas. Huecco y Hanna
Salir corriendo. Amaral
El final del cuento de hadas. Chojín
María se bebe las calles. Pasión Vega
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